El Mandil de Ap:. Masón

 Apenas iniciado el profano como HH:. MM:., el V:. M:. le coloca el mandil pronunciando las siguientes palabras:

"Recibid este mandil distintivo del Masón, más honroso que todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo. Única fuente de salud, virtud y de la riqueza. Os da derecho a sentaros entre nosotros, y sin el nunca deberéis de estar en Log:.

Su blancura es emblema de inocencia y nos da a entender la que debe reinar en vuestro corazón”.

Este constituye el primer acto que realiza el V:.M:. inmediatamente después que el recipendiario ve la luz, lo cual recrea aquél pasaje bíblico en el cual Dios entrega al hombre unos vestidos de piel y dice: “Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo”, y lo expulsa del jardín del eden para que trabaje la tierra de la que había sido formado (Génesis 3: 20-23).

A propósito del pasaje bíblico antes glosado debe anotarse que, así como el G:.A:.D:.U:. nos entrega un cuerpo para  trabajar, es decir "las vestimentas", así también el V:.M:. en la ceremonia de iniciación nos entrega el "madil", como el primer elemento para este nuevo nacimiento, el inicio de nuestra vida Masónica, a fin de llevar a cabo la labor de desbastar la piedra bruta.

El Ap:. Masón recibe el mandil que constituye simbólicamente su vestimenta, y que es la primera prenda empleada por el hombre (según nos informa la historia) luego de haber haber visto la luz Masónica, aquélla que le marca el inicio de una nueva vida, puesto que hasta ese momento se encontraba ciego –a pesar de sus ansias de verdad y de conocimiento-, y a partir de ese instante como la propia Biblia lo señala, se le abre la posibilidad de alcanzar su misión en este universo, elevándose espiritualmente hasta llegar a trascender de su condición humana al plano divino.

Es este mandil el que acompaña al Masón durante todo su camino, para recordar que todo progreso no es alcanzado sino mediante el trabajo, tal como el V:.M:. le instruye en el momento en que le coloca este instrumento. Trabajo que es –sobre la base de la causalidad que rige el universo- el medio para alcanzar salud, virtud y riqueza, y la finalidad de nuestra presencia en este mundo, puesto que el cumplimiento de la misión que individualmente se nos ha encargado –independientemente que en el presente la podamos conocer o reconocer- y aquélla que nos es común en nuestra calidad de seres humanos, sólo es posible de ser alcanzada mediante nuestras acciones, sean estas físicas o espirituales.

El blanco del mandil puede entenderse como la ausencia de color, el vacío que será llenado, y así también representa un principio (o comienzo) para el Ap:., que con la pureza e inocencia que caracteriza su edad, debe en este grado adquirir los conocimientos y principios morales y éticos que sirvan de cimientos para la construcción del templo que debe edificar, y que deben ser aprehendidos bajo la mejor de las disposiciones de su mente y corazón, porque esta es la única forma de lograr una construcción sólida y útil tanto para el, como para sus semejantes.

Además debe tenerse en cuenta que el fondo del mandil permanece blanco en los grados de CC:. y MM:. puesto que al margen de las diferencias que puedan existir en los instrumentos que son empleados por los HH:. en estos Gr:. -sobre la base del tipo de trabajo que se encuentran llamados a realizar y a las habilidades adquiridas para su logro- siempre subsiste el requisito imprescindible que todo pensamiento o acción de un Masón no debe teñirse del vicio, mentira o de la ignorancia que lo alejen de la virtud y de su meta última, que en los términos de las sagradas escrituras constituye “la santidad”.

Haciendo una búsqueda respecto de la forma del mandil de Ap:. es posible encontrar diversas interpretaciones llevadas a cabo por nuestros QQ:. HH:., sin embargo podría entenderse que la parte del mandil que se encuentra unida a su cuerpo es él mismo, que se encuentra en Occ: donde brilla la luz en forma ténue, y el triángulo que se forma encima de este cuadrado, constituye la representación de las tres luces, que le recuerdan la incorporación y pertenencia a su M:. L:., y que el trabajo debe estar orientado a viajar hacia el Or:., donde brilla la luz en pleno.

Cabe anotar que este mandil, recibido luego de las pruebas y el juramento dado de manera voluntaria, y que constituye parte central de la ceremonia de iniciación, tiene el carácter de condecoración, y en su calidad de tal, permanece en poder del Ap:. independientemente que lo lleve físicamente puesto o no, toda vez que al formar parte de su propio ser, le genera el sentimiento y certidumbre que, luego de finalizar los Tr:. logiales y retirar el símbolo de su cuerpo, no se desprende de él, sino que lo acompaña guiando sus trabajos para que estos sean justos y perfectos, y recordándole que dicha actividad tiene un propósito superior y que además es la que le permite tener el privilegio de ser considerado como HH:. MM:. y ocupar un lugar en su M:.L:.

Finalmente este mandil es el que –en su calidad de condecoración- nos recuerda las palabras del V:.M:. al concluir  los Tr:. del Gr:. de Ap:. “No piense el mundo que habeis trabajado inútilmente y que habeís gastado vuestras fuerzas en nada, pues VUESTRA OBRA ESTA CON EL SEÑOR Y VUESTRA RECOMPENSA EN EL CIELO”.

V:. de Lima, 01 de julio de 2003

Q:.H:. Miguel de Pomar

B:.R:.L:.S:. Nº 127 “Libertad Universal”