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Racionalización de la Simbología
José Schlosser
Logia de Perfección UNIÓN FRATERNAL #10
del Supremo Consejo del Grado 33° y ultimo del R.E.A. y A.
Tel Aviv, Israel

El Símbolo podría asimilarse con el Amor. Al igual que este, el Símbolo provoca en el hombre una "emoción incontenible y le permite llegar al éxtasis de la idea que nace". Tanto la comprensión del Símbolo como el sentimiento del Amor son experiencias esotéricas, difícilmente comunicables, y que requieren una íntima vivencia personal.

El esoterismo es precisamente el estudio de lo que está adentro, sin apariencia, que está oculto, que no es visible. Las vivencias esotéricas no son espontáneas o inconscientes, sino que requieren un acto de voluntad que permite la entrada a un ámbito en el que los valores propios de la vida espiritual y material adquieren un significado metafísico distinto e irrepetible. Se entra a este mundo nuevo, tanto en la Masonería como en todas las corrientes de pensamiento superior, mediante la "severa ordalía de la iniciación", como la define Mackey.

Lo exotérico constituiría el velo con que se cubre aquella inmanifestada, pero principal y trascendente verdad.

San Agustín afirmaba muy gráficamente, que el mundo es tal como nos parece, hecho de cosas que no aparecen. Y nosotros lo glosamos diciendo que también así es el amor, donde su expresión es sólo el brillo del sol candente que constituye su esencia.

Y así como el Amor es una de las primeras expresiones emocionales del hombre, el Símbolo constituyó el núcleo de las culturas que son hasta hoy bases intelectuales del mundo occidental: Zoroastro1, los egipcios2, fenicios3, caldeos4, judíos5, cristianos, musulmanes6, Pitágoras, Sócrates, Platón, expresaban sus ideas teológicas, políticas o científicas por medio de símbolos.

Toda la cosmogonía contenida en este rico caudal de conocimientos esótericos, puede encontrarse en la Edad Media7 y en el Renacimiento, dentro del conjunto de textos conocido como el Corpus Hermeticum, en las matemáticas y la geometría, en otro plano en la Cábala, la Alquimia, la Astrología y el Tarot y también, - por supuesto, - en el simbolismo de los masones operativos.



Y así llegamos a la Reforma de Martín Lutero, que en el siglo XVI sentó las bases para liberar al pensamiento que la Iglesia había logrado encadenar hasta entonces. Como todos los procesos culturales, este revolucionario acontecimiento tuvo necesidad de muchos años para que su influencia fuera notable. Durante su transcurso, solamente una elite intelectual fue capaz de compartir los nuevos planteamientos de la ciencia, las originales formas de analizar la historia, o las revolucionarias elucubraciones de una filosofía liberada del dogmatismo religioso. Quien pretendiera difundir los resultados de sus experimentos y desvelos, debía presentar a las masas sus conclusiones en la forma más concreta posible. Porque si bien la descripción del proceso pudiere resultar incomprensible para la mayoría, el desarrollo del conocimiento y el progreso de la humanidad hacían imprescindible la aceptación de sus resultados.

Entonces ¿cómo superar las dificultades de esta comunicación puramente exotérica? El método más adecuado fue el convertir estos resultados racionales en vivencias esotéricas, tales como las que desde tiempos inmemoriales hasta la Grecia pitagórica se aplicaban a todo conocimiento que no podía ser explicado por el lenguaje común.

Y como vimos, el esoterismo debe recurrir a metodos indirectos, cuya expresión fundamental es la Simbología.

Al igual que la ciencia, la filosofía o la historia, nuestra Orden se enfrentó con el mismo problema para ampliar el número de aquellos precursores que estuvieran en condiciones de colaborar con la construcción de un mundo mejor. Pero fue recién en el correr del siglo XVIII, en el que la Masonería, recuperada de los dolores propios de un difícil parto, optó por la reanimación de aquellos símbolos utilizados por los maestros constructores de las catedrales góticas de la Edad Media8.

La representación de las herramientas como el compás, la escuadra, la regla, el nivel, la plomada, la trulla o llana9, cumplen con una doble función: una, la de tender puentes entre la masonería operativa y la especulativa. Pero aún de mayor importancia es la de traducir tanto elevadas normas de conducta, como concepciones existenciales, dejando al individuo en libertad para ubicarlas dentro de su propia e individual escala de valores.



Dijimos que tanto el goce del Amor como la comprensión del Símbolo, son experiencias conmovedoramente esotéricas. Pero consideramos que ambas deben ser solamente condiciones y precedentes para concebir. El amor sin el fruto filial se consume en sí mismo. También el Símbolo cuando no logra sublimarse en nuevos conocimientos. Amor y Símbolo deben trascender la etapa de emoción y éxtasis, constituyéndose en una plataforma, en un motivo para una irremplazable investigación del mundo que parece, que permita llegar a los hondos misterios del mundo que no aparece.

La Masonería clásica logró provocar en el hombre esa "emoción incontenible, posibilitándole llegar al éxtasis de la idea que nace". Despertó en él el amor. Pero hoy se abre ante los masones del nuevo milenio un camino de renovación: deberemos ahora consumar ese amor transformándolo en una acción fecunda. Invertir el proceso. Racionalizar. En un real acto de copulación intelectual, plantar la semilla de la cual haya después una idea que nazca, y para que ella no se perpetúe sólo en un mundo platónico. Debemos brindarle un ámbito substancial, devolverla al mundo de la realidad. A este que se mueve en forma tremendamente acelerada. Tanto, que si se trata de acompañar este avance sin estar adecuadamente preparado, el hombre, - cegado por su ignorancia, - puede llegar a una resbaladiza zona fronteriza, en la que se corre el riesgo de confundirse con Dios.

Para que ello no ocurra en este proceso de materialización, no es suficiente la improvisación. Debe haber una preparación para esa transmutación que se impone. Una capacitación para la conversión de ideales en hechos, sin que aquellos pierdan su valor y sin que estos nos superen. Y ello solo es posible mediante la complementación de aquella emoción que culminó en amor con principios racionales que nos permitan comprender la realidad del mundo en que vivimos y así poder aportar nuestro esfuerzo, - modesto o trascendente, - para lograr un destino mejor.

Es necesario estudiar algo más que rituales, historia y doctrina masónicas. Debe estudiarse también el mundo en el que vivimos.

Ha llegado el momento en el que el Símbolo debe someterse a la prueba experimental. Trescientos años de Masonería y muchos más de raíces ideológicas, deben servir de aliciente y habilitar la incursión sin trabas ni prejuicios en campos como los de las matemáticas, la física, la astronomía, la biología, o los de la historia, la filosofía o la política. La idiosincrasia individual determinará en cual. Pero lo que no puede ni debe hacerse es limitar el estudio del Símbolo únicamente al significado que se propone. Hay que permitirle un desarrollo acorde a la evolución del conocimiento. Abocarse a un trabajo cotidiano, permanente, difícil, tedioso y muchas veces infructuoso, que permita finalmente conocerlo. Esta es la única forma en la que el Masón podrá contribuir al mejoramiento del convulsionado mundo moderno.

La conjunción de ambos efectos, la introspección y el estudio de la realidad, acrecentarán geométricamente la fuerza de ambas. Abrirán las puertas para que Símbolo y Ciencia, mancomunados, religados, contribuyan al conocimiento más profundo de los misterios.

Dedicarse a la búsqueda del enigma insondable con que las estrellas desafían al hombre, curar la ceguera provocada por el polvo que levanta el peregrino en su interminable búsqueda de la verdad, temblar ante el sufrimiento que la ignorancia de la ciencia impide mitigar, aprender a rechazar la injusticia de los excesos y las carencias de la riqueza. Estos Trabajos serán menos frustrantes cuando se alcance la armonía entre ideal y materia. Con ello estará habilitado el camino que deberán seguir las generaciones futuras. A ellas les será dado el privilegio de conocer los trascendentes signos del Universo.



1 Legendario reformador de la religión persa (600 a.C.?).
2 Cultura desarrollada a los lados del Nilo. En el 4000 a.C. la constituían pequeños reinos feudales. En el 3300 a.C. Egipto estaba dividida entre Sur y Norte. 3100 a.C. : Menes (Horus?) los une. La cuarta dinastía, en 2615 a.C., es considerada la "edad de oro", en especial Snefrú, constructor de las primeras pirámides y la Esfinge. Luego, comenzó el culto al Sol.. Una de las culturas más brillantes de la Antigüedad.
3 Semitas, siglo XXIV a.C. en un territorio que iba desde Siria hasta Acre. En el reinado de David, amistosas relaciones con los judíos (Hiram de Tiro, Salomón, el Templo).
4 Babilonia. baja Mesopotamia, a orillas del Eúfrates: tierra de los Sumerios. 2700 a.C. llegan los Caldeos. Siglo XXI: reconquistan los Sumerios. 1749 a.C. conquista Hamurabí (Imperio, Código, calles cuadriculadas).
5 Jacob (Israel, la escala ascendente, hijo de Isaac, nieto de Abraham) y su familia se establecieron en Egipto, hasta su retorno a Canaán en el 1229? a.C. Compiladores de las más profundas tradiciones esotéricas, impusieron el monoteísmo y con su Libro Sagrado, la Biblia, establecieron códigos que hasta hoy constituyen uno de los fundamentos morales de todo el mundo occidental.
6 Los árabes se destacaron históricamente desde el siglo VII, en el que Mahoma predicó su religión. La fuerza cultural y militar que él despertó, los extendió por Asia, Africa y el sur de Europa. Dieron al mundo brillantes gramáticos, poetas, historiadores, geógrafos, astrónomos y matemáticos.
7 Siglos V al XV de nuestra era.
8 Alberto, conde de Vollstdtädt es conocido como el creador del estilo germánico o gótico (mediados del siglo XIII). Los principios y reglas de esta nueva forma arquitectónica debían guardarse en secreto. La escritura quedaba descartada por la posibilidad de que el documento cayera en manos extrañas. Además, el ser un buen operario no implicaba conocimientos alfabéticos. Nada mejor para cumplir con estos objetivos que la utilización del lenguaje de los símbolos, - una de las mas antiguas formas para la expresión de las ideas, - que fuera solamente conocido por los iniciados.
9 Trulla o Llana: Paleta con que extienden el revoque los albañiles.